¿Quieres saber la diferencia entre EPC y EPCM? Desde Azcatec te contamos todo lo que necesitas saber, incluyendo sus respectivos alcances, detallando cómo cada uno implica niveles de responsabilidad y riesgos distintos.
Cuando hablamos de un barco, utilizamos vocablos a veces difíciles de entender, sobre todo para aquellos que no conozcan el lenguaje marinero o que no tengan el gozo de poder navegar en un barco. Si preguntamos qué es la proa, la popa casi todos sabremos acertar con la respuesta; algo más difícil si hablamos de babor o estribor (con lo fácil que sería decir izquierda o derecha). Pero si hablamos de obenques, orzar o mesana, ya la cosa se complica y es necesario acudir a un experto o a un diccionario de términos náuticos.
Todos los oficios tienen su lenguaje. También la ingeniería industrial o ingeniería de plantas industriales tiene sus particularidades.
Aclaración de términos en ingeniería industrial
En una serie de artículos, intentaré aclarar algunos términos que se usan en este tipo de ingenierías y que, cuando se emplean sin conocer bien los entresijos, pueden provocar errores o confusiones que, a veces, traen consecuencias graves que intentaré explicar.
La diferencia entre EPC y EPCM, para los ingenieros del sector, es clara. Un proyecto, o trabajo en modalidad EPC implica que quien ejecuta el proyecto tiene la responsabilidad de hacer la ingeniería de la planta (“E”), hacer las compras de los equipos o instalaciones (“P”) y encargarse de la construcción de la misma (“C”) hasta el correcto funcionamiento del conjunto. En estos proyectos, la responsabilidad global recae en un único agente, que es la empresa que diseña, compra y construye.
Pero no solo recae la responsabilidad de una correcta ejecución; recae también la responsabilidad de que el proceso funcione correctamente y con los estándares de calidad y rendimiento a los que se han comprometido.
Sin duda, este es el tipo de proyecto que las grandes empresas prefieren, pues son los acuerdos más suculentos; los proyectos que no todas las empresas pueden realizar (con lo que la competencia es mucho menor); los proyectos con más margen y más posibilidades de ganar. Pero también son los proyectos que entrañan más riesgos, pues si el proceso no funciona bien, las pérdidas pueden hacer “caer” a una empresa por muy robusta que sea. Hay que tener en cuenta que ese compromiso de que la planta funcione bien, con un rendimiento esperado, puede implicar riesgos contractuales que pueden alcanzar el lucro cesante por faltas de producción y, por tanto, que el cliente final rentabilice menos su planta por tener menor producción.
El término EPC en profundidad
En definitiva, un proyecto EPC implica no solo reponer aquellas partes de la instalación que no hayan funcionado a entera satisfacción del cliente y según lo acordado en el contrato, sino que va mucho más allá e incluye el funcionamiento correcto de la planta y las cantidades y calidades del producto pactadas. Y esto último, sobre todo en proyectos que no son repetición de otros que ya tenemos funcionando y, por tanto, no sabemos cómo se van a comportar, entraña un riesgo muy difícil de medir.
Un proyecto industrial no es como un puente (con todo respeto a la ingeniería de caminos) en el que, si la geotecnia está bien hecha y el proyecto bien calculado, la empresa que lo ejecute según dicho proyecto tendrá el éxito asegurado. Pero imaginemos que, aparte de construir bien el puente, el constructor se responsabilizase de que por ese puente van a pasar una serie de vehículos a la hora y, por extrapolación, al año. Ahí, cualquier error de diseño (no del puente sino de la intensidad de tráfico, que es un concepto más ambiguo) podría acarrear responsabilidades al constructor porque, si se ha pasado por defecto, habría unas infraestructuras subutilizadas con el consiguiente coste de oportunidad y, si se hubiese pasado por exceso, tendríamos un puente sobreutilizado que habría que reforzar o hacer de nuevo (como el puente del quinto centenario en la ronda SE-30 de Sevilla).
EPCM: un enfoque diferente
Pasemos ahora al EPCM. Estos proyectos suelen ser realizados por empresas de ingeniería que se encargan de gestionar el proyecto completo: gestionan la ingeniería, gestionan las compras (en este caso en nombre del cliente) y gestionan la construcción (tanto si es una construcción por paquetes o una construcción con un único contratista).
En estos casos, los ahorros para el promotor industrial pueden ser muy importantes frente al proyecto EPC, pero, a cambio, está asumiendo un riesgo debido a que no hay un agente único como en el caso anterior. Y el riesgo no está tanto en la construcción sino en que el conjunto funcione bien, sabiendo que dicho conjunto es la suma de muchas partes. Los ahorros en estos casos pueden ser del 30% del coste de ejecución material del proyecto o más. Es decir, se están cambiando garantías de funcionamiento por ahorros económicos a costa de aumentar algo los honorarios de ingeniería por el hecho de tener que coordinar a muchos equipos de empresas especializadas, cada cual en lo suyo.
Muchas veces, se confunde la labor de coordinación que ha hecho una empresa de ingeniería para ahorrarle un dinero importante a un promotor con la labor que hubiera hecho un “epecista” en un trabajo llave en mano. Y se le piden responsabilidades a aquella, como si fuera un llave en mano.
Diferencia entre EPC y EPCM: Responsabilidades
No se le pueden reclamar los costes de un mal funcionamiento de parte o del todo de una planta industrial a la empresa de ingeniería que ha hecho un EPCM como si hubiera hecho un EPC. Su labor ha sido la de integrar distintas tecnologías suministradas por distintos operadores a fin de que el sistema en su conjunto sea coherente y esté completo.
Un promotor que, aun sabiendo que mediante este procedimiento ha conseguido ahorrar (insisto) hasta un 30% o 40% del coste de la instalación, no puede exigir responsabilidades a alguien ni moralmente ni legalmente, porque la responsabilidad es suya y solo suya. Insisto: cambias ahorros económicos por asunción de riesgos. Pero las dos cosas a la vez no las puedes tener.
Un director de orquesta no tiene la responsabilidad de que algún violín no toque bien un día, sobre todo si ese violín no está identificado entre todos los violines de la orquesta. Sí tendría la responsabilidad ese director si la orquesta ha tocado de forma descoordinada.
Esperamos haber podido aclarar la diferencia entre EPC y EPCM y los diferentes alcances de responsabilidad en cada caso. Sigue nuestro blog para estar al día de las novedades en ingeniería.